Algunos destrozos en la historia y retos en el Cauca
Pedro Nel Galíndez
7/8/2025


El periodo colonial en el Cauca lo inicia la fundación de Popayán en 1537 como centro hispánico urbano colonial, administrativo, religioso católico de la Corona Española ligado a la dependencia de la explotación básica del oro y como capital de la Gobernación de Popayán. La Gobernación de Popayán y Popayán como su capital abarcó hasta inicios de la formación de la república y finales del siglo XIX un territorio extenso, que incluía los actuales departamentos de Cauca, Valle del Cauca, Nariño, Chocó, parte de Antioquia, Caldas, Huila y una porción importante de la Amazonía. En estas condiciones la ciudad fungió como un eje expansivo y dominante de poder político, económico y administrativo más de la importante Corona Española en Suramérica. Y, aún hoy, nos preguntamos qué nos pasó y por qué somos, ¿así?
Los negocios de ultramar, mercancías etc., la economía, el trato a indígenas y migrantes, el trabajo humano y los oficios, en general as relaciones entre pobladores de esta extensa región se impusieron con la encomienda (se entregan a los primeros conquistadores grandes extensiones de territorio con indígenas y recursos incluidos, así nacieron las Encomiendas). Las poblaciones indígenas sometidas a servidumbre por familias españolas y los migrantes luego criollos formaron una sociedad colonial jerarquizada, estratificada, de exclusión orientada al control de la mano de obra indígena y posteriormente, la mano de obra esclava africana que ingresó por Cartagena (establecida a inicios del siglo XVII) para el trabajo en minas y haciendas y casas señoriales. Los esclavos dinamizan la economía de la región ante la caída demográfica de la población indígena por enfermedades y explotación sin límites de las encomiendas de españoles, al respecto G. Colmenares (1979) acertó en llamar a la urbe “ciudad de esclavistas” ya que se convirtió en un centro de distribución y residencia de negros y negras africanos.
La economía colonial en el orden global del Imperio Español basada en la minería y la agricultura, hace del área urbana de Popayán, sus haciendas vecinas y emporios de extracción del oro de la costa pacífica hasta el Chocó de red captadora de la riqueza surgidas del comercio ultramarino con el mundo europeo, un intercambio transoceánico lento en el tiempo y alargado en distancias. Se desarrolla la agricultura en las haciendas con cultivos caña de azúcar y otros productos agrícolas y otros extraídos de las selvas. Este periodo consolida la hacienda como unidad productiva persistente soportando estructuras sociales y económicas coloniales aun después de conformada la república en su transición y consolidación a finales del siglo XIX y el siglo XX.
Popayán como epicentro captador y acumulador de la riqueza social de los territorios y la gente así, concentró y desarrolló diversas infraestructuras urbanas, de comunicación en vías terrestres, religiosas y civiles aún, así, la población rural vive en la exclusión y pobreza extrema. Durante la Independencia fue cuna gestora y auspiciadora y con diversos actores regionales gestora de crisis política y origen de los conflictos y guerras civiles relevantes en la formación de la república de Colombia al final del siglo XIX. Por ello, su simbólica de poder, jerarquía y linajes familiares ungieron a Popayán como epicentro político y memoria de la nación.
A inicios del siglo XX al departamento del Cauca se le fracciona el Valle y queda reducido al territorio actual. El "terraje" fractal económico sobreviviente de las encomiendas aplicado en las haciendas del Cauca en comunidades indígenas muestra la ruta del despojo de tierras. Contra esta práctica social y económica surge el movimiento indígena liderado por Quintín Lame (1916-1919) buscando la recuperación de las tierras ancestrales y en defensa de los derechos indígenas, en resistencia civil y movilización social.
El siglo XX abre entonces, un largo periodo de decadencia general mejorada un poco por inversión pública con la instalación del ferrocarril del pacífico (1927), lo que potencia nuevos mercados para productos como la caña de azúcar y licores, el café, el trigo, maíz y harinas, cueros, carne, café, etc. Se diversifica la economía agraria ligada a pequeñas industrias, aumenta la productividad y mejoran los ingresos generales hasta finales de los años 50.
La denominada Violencia (1928-1958) en el Cauca fue violencia política promovida por líderes religiosos y partidistas liberales y conservadores, con cruentos episodios dirigidos contra comunidades indígenas, afrodescendientes y campesinas y pobladores en resistencia social en algunos municipios. Continúan las diferencias por acceso y la explotación de los recursos naturales, persistiendo la pobreza, la inequidad social y la discriminación política, social y territorial en el uso de los recursos públicos revueltos en los imaginarios como inestabilidad social, agitación y por orden público. En los años 60 los campesinos auspiciados por beneficiarse de la reforma agraria de Lleras se organizan en la Asociación Nacional de Usuarios Campesinos- ANUC. Este proceso se liga la larga historia de resistencia, se reorganizan los cabildos, se recupera la idea del resguardo y aparece el movimiento social como el CRIC (Consejo Regional Indígena del Cauca), para defender sus derechos a la lengua, sus territorios y culturas (1970). Para este periodo se anuncia el declive del ferrocarril del Pacifico y se reemplaza por carreteras, carros y gasolina. Finalmente, deja de funcionar en los años 70, se levanta sin pena ni gloria la vía férrea entre Cali y Popayán. Al mismo tiempo, la resistencia indígena avanza, recupera territorios ancestrales ocupando fincas improductivas, haciendas ganaderas, terrenos en manos del Episcopado en el Cauca. Las tensiones sociales derivadas del conflicto por las tierras de comunidades indígenas y campesinas inician recuperaciones de tierras en territorios indígenas y en algunos municipios. Pese a las violencias crecen las condiciones de vida y mejora la calidad de vida y economía y la organización en las comunidades indígenas. Hay una insuficiente inversión pública nacional. Ingresa el Cauca a ser el pobre vergonzante con sus relatos de historias fracturadas y dispersas, y las élites pregonando memorias empolvadas, en relatos y anécdotas callejeras a la espera de innovaciones sociales domesticables por viejas productividades y culturas ahítas de pasado.
Aparecen las FARC y ELN (1960), el M-19 en los 70, a finales de 1980 la resistencia miliciana indígena del grupo Quintín Lame y otros. Crece la economía ilegal de la marihuana y la riqueza del negocio mundial de la coca se redistribuye como pan caído del cielo en la precaria vida social, en los negocios locales y en las elites sociales, económicas y políticas, vueltos también, recursos de una economía narco clandestina que renuevan el clientelismo y larva los procesos políticos electorales hasta florecer en masivos consumos enervantes en deseos insatisfechos y pompas de jabón.
La Constituyente de 1991 es una suerte de pacto para un orden político imaginado conviviente en su diversidad de opciones y decisiones de gobierno, de economía y de vida para la gente en Colombia. Su aplicación se ejerce y piensa desde la experiencia constitucional de 1886. Su presencia suma más violencia a la ya estructural existente y con ello, aparece el desplazamiento forzado en territorios del Cauca. Se desatan los fantasmas de las contra reformas sociales y se desatan mortales los espectros letales de un neoliberalismo necrofílico. Permeado el mundo simbólico de los consumos extremos del dinero del narco afectan el comercio, la política, a sectores de las élites y sociales, aceptan convivir con la nueva riqueza en su nuevo orden paramilitar de la AUC iniciando la primera década del siglo XXI.
Los afrodescendientes en el Cauca con la aplicación de la Constitución de 1991 asumen sus territorios ancestrales bajo los Consejos Comunitarios de comunidades afrodescendientes del litoral pacífico.
La desmovilización de las FARC a partir del acuerdo de paz el 12 de noviembre de 2016 genera una diáspora de disidencias y fragmentaciones de organizaciones del narcotráfico y de grupos armados ilegales, sumados al incumplimiento de los acuerdos con los desmovilizados por Santos y Duque. bregando el control territorial de las poblaciones y de las rutas en el Pacífico y del Cauca, los recursos naturales particularmente del oro y las rentas ilegales.
El sur del Valle, el Norte del Cauca es territorio geográfico especial: Denso en infraestructuras, poblaciones rurales de afrodescendientes, campesinas, indígenas y grupos urbanos, intensa industrialización conviviendo en fuertes tensiones sociales, el litoral pacífico en disputa por los territorios por grupos armados ilegales enfrentados al estado colombiano. Las comunidades indígenas en resguardos y Cabildos en sus tierras diversifican sus economías, pasando de una demografía negativa a una positiva que consolida el poblamiento con empoderamiento y organización en autonomía cultural y étnica en sus territorios. Los afrodescendientes en Consejos Comunitario de los territorios y los campesinos algunos desarrollan las zonas de reserva campesina y en algunas áreas urbanas municipales son víctimas y aún protagonizan la resistencia y la construcción de alternativas de vida en sus territorios.
En resumen, el Cauca en el siglo XX y lo que va del siglo XXI evidencia ser un territorio fragmentado social y políticamente por el acceso a la tierra. El departamento posee registro nominal de cerca de 4.000 organizaciones sociales de tipo civil, además, es uno de los principales receptores de ayuda internacional para el desarrollo. El conflicto territorial afecta en general la gobernanza de los territorios y puede dar pie a una balcanización y fraccionamiento territorial, lo que sería una tragedia mayor. En el caso del Cauca, se observa un alto coeficiente Gini, indicando alta concentración de la propiedad rural. Además, de la violencia de actores armados, la emergencia de nuevos procesos de resistencia y organización comunitaria en medio de una ineficiente inversión del estado en los territorios hacen perentoria la búsqueda de soluciones integrales complementarias hacia un horizonte común de metas de convivencia en paz con justicia y desarrollo ambiental sustentable para todos.
UBICACIÓN
Popayán, Cauca, Colombia