¡ PROCESO CONSTITUYENTE !
EL FASCISMO Y SU IDEOLOGÍA DEL FRACASO
BREVES APUNTES PARA CONTRIBUIR A LA REFLEXIÓN GENERAL
Por: CARLOS FAJARDO FAJARDO
10/31/2025


El fascismo vive de las ruinas y de las destrucciones. Se alimenta de los miedos, ve en ellos oportunidades. El caos es su alegría y su beneficio. Vive de crisis, de catástrofes, terrores y, por ende, propone la necesidad de un salvador que transforme el caos en orden, un mesías autoritario. El fascismo genera la sensación del fracaso de cualquier pretensión de cambio. Por ello, goza de lo distópico en contra de cualquier esperanza. Le fascina, lo explota y administra. Celebra una sociedad donde la crueldad, el mal, se vuelvan presencia, rutina, costumbre cotidiana. Espera, con perversidad, oír decir: “no hay nada qué hacer, estamos derrotados, debemos obediencia”.
Predicador del fin, el fascismo goza de su cinismo y crueldad. Con pasión frenética, impone la idea de la no posibilidad. Se presenta como algo que no se puede superar, como algo inevitable y necesario. El apocalipsis es su elixir; el fracaso de los otros su alimento. Tal es la lógica de este fascismo reactualizado del siglo XXI, el cual marcha acorde con las tecno-esferas informáticas digitales del momento, aprovechándolas, explotándolas y, sobre todo, creándolas para su beneficio.
Todos estos procesos para el fascismo son positivos. No propone una fenomenología de la esperanza. En su lugar, fabrica una fenomenología de la derrota de todo aquello que se le oponga, una aporía de la historia, o imposibilidad de avanzar hacia un fin mejor. De esta manera, se pone en funcionamiento la ideología del fracaso, individual y colectivo. Lo preocupante es que se agradece su existencia, incluso se le aplaude. Es allí donde la emoción se convierte en estrategia política. Es un proceso de enajenación que desemboca en una emocracia a gran escala, es decir, en el apasionamiento y la identificación con los que promueven desastres y catástrofes históricas.
Ideología del fracaso y de la derrota transformada en lucro político y económico, en rentabilidad y fetiche. Instrumentalización y utilización del drama y del miedo, imponiendo un “mal mejor”, el Armagedón que nos hundirá en un “mejor fracaso”. Fracasar con eficacia y con eficiencia; fracasar mejor, es el slogan que nos estampa este fascismo resemantizado, reencauchado. Sumirnos en la angustia del “no futuro”. Estos no son quiméricos objetivos, sino un real y permanente ejercicio que logra una monstruosa ganancia.
La actitud, entonces, está en dejar de creer colectivamente en nuestro fracaso y derrota. Se trata de intentar construir la posibilidad de una fenomenología utópica en los que esperamos algo mejor; de poner en cuestión el sistema que vive de los “no se puede”, confrontando, con organización y solidaridad comunitaria, la estructura fascista que difunde este sentido de impotencia
UBICACIÓN
Popayán, Cauca, Colombia