LA PRECANDIDATURA DE IVÁN CEPEDA

Iván Cepeda Castro es un político meritorio, inteligente, responsable, honesto, con principios ideológicos definidos.

Por: FERNANDO SANTACRUZ CAICEDO

9/30/2025

Iván Cepeda
Iván Cepeda

Iván Cepeda Castro es un político meritorio, inteligente, responsable, honesto, con principios ideológicos definidos. Sin experiencia en la administración pública, tiene una nítida trayectoria política –representante/senador-; ha ejercido verticalmente el periodismo y fungido como defensor irrestricto de los derechos humanos. A mi juicio, escogió una coyuntura desfavorable para aceptar la precandidatura que le ofreció el Pacto Histórico. Declinarla, entrañaba ¡perder una oportunidad de oro! Asumirla, le impone ¡afrontar todos los retos que implica!, desde ganar la candidatura presidencial –la cual seguramente conquistará-, hasta fracasar/triunfar en los comicios -la ineficaz administración Petro, colma de incertidumbre las próximas elecciones; heredará la inquina que provoca el mandatario en el Congreso, Altas Cortes y mass media-. El asunto es enredado: debe elaborar un programa de gobierno viable; establecer algunos objetivos concretos, trascendentes/logrables; rodearse de incorruptibles/experimentados ejecutores de su política. Colombia, sometida a 270 años de vasallaje colonial, 200 de república señorial y 470 de mentalidad colonizada, exige una profunda transformación de estructuras económicas/sociales/ideológicas/culturales/ecológicas, ¡imposibles de realizar en el corto plazo!

Ejemplo de proyecto fallido, sobresaturado de buenas intenciones, pero irrealizable en un período breve, es el de “Colombia, Potencia Mundial de la Vida” del Pacto Histórico (2022-26), cuyos alcances son mínimos –sin modificación estructural alguna-. Su torpe implementación política decepcionó las mayorías que lo votaron y compromete la continuidad de gobiernos progresistas, incluido el de Iván Cepeda. Metas deseables: salud universal, sin gestión de recursos públicos por las EPS; reforma rural sin comprar tierras, enfatizando la reversión al Estado de aquellas tituladas irregularmente; implementación de políticas energéticas alternativas, desmontando gradualmente la explotación de hidrocarburos/carbón; “paz posible”, concertada/simple, o “pax romana”, contra los grupos delincuenciales; sólidas entidades educativas –primaria/media/superior-, con excelencia académica, distribuidas por todo el país; tributos progresivos, conforme a la riqueza personal; descontaminación/adaptación del río Magdalena -arteria central del transporte/acuicultura-; reforestación planificada; igualdad real de oportunidades laborales/vida; aniquilamiento del narcotráfico, fuente de graves calamidades; política de unidad nacional, alrededor de los intereses generales; participación democrática ciudadana; desarrollo pleno del litoral Pacífico -inserto el canal interoceánico del Chocó-; políticas de desarrollo económico legítimo, agroindustrialización/exportaciones, innovación tecnocientífica; política de juventudes, etcétera, temas de incuestionable relevancia que reclaman estrategias creativas, acordes con las condiciones/necesidades nacionales. Es categórico ¡priorizar los más significativos!

En condición de presidente, la problemática que deberá encarar Iván Cepeda es múltiple. Petro le hereda unas finanzas públicas deficitarias que lo obligarán a presentar un proyecto de reforma tributaria ante el Congreso, entidad que lo obstaculizará sin reato. Rebasar tal escollo y otros similares, lo compelen a construir una alianza mayoritaria que le apruebe sus propuestas; conciliar diferencias con otras fuerzas congresales/grupos de presión; evitar enfrentamientos innecesarios con el “Consejo Gremial”, las “Cortes”, los medios de comunicación, etc. Toda reforma fiscal legítima debe encaminarse a resolver necesidades comunes, extender la provisión de bienes públicos –salud, justicia, educación, servicios sociales, seguridad-. ¡Los impuestos NO pueden alimentar la corrupción, los sobornos, NI la politiquería electoral! El Estado deberá rectificar/formalizar la contratación irregular del 50% de los servidores públicos (1.300.000 funcionarios, según la CGN) que carecen de prestaciones sociales y garantías de estabilidad, circunstancia que lo convierte en el principal transgresor del Estatuto de Empleados Estatales. En materia de empleo informal (70% de los trabajadores urbanos; 90%, rurales), deberá modificar los desatinos de la reforma laboral (Ley 2466/2025), que beneficiaron exclusivamente a la “aristocracia sindical”. ¡Los esfuerzos deben orientarse a suprimir/regular dicha informalidad y crear empleo formal!

Mención aparte merece el proceso de “paz total”. Su improvisación, diseño, ejecución, contradicciones, tenían que conducirlo al más severo fiasco. Su resultante es fruto de la obstinación presidencial, que sobrevaloró su capacidad para negociar, simultáneamente, con la subversión/delincuencia común. Hoy, su ministro de defensa admite que los GAOR “se fortalecieron en capacidades como en número, producto del narcotráfico”. ¿Qué otro proceder podía esperarse del lumpen curtido en la guerra narcoterrorista? ¡Aborrecible ingenuidad estatal! Tres años de contentillo del gobierno con los grupos ilícitos y, éstos glotones, ¡sin dar nada, piden más! Los tres atentados ocurridos en agosto de 2025, en menos de 24 horas, reflejan la vigorosidad de las estructuras ilegales y los desaciertos en la “estrategia de seguridad” del gobierno. Las organizaciones criminales copan “corredores estratégicos” rurales y ejecutan “acciones terroristas” urbanas, evidenciando que es ¡imperativo ajustar las expectativas de paz a la crudeza del conflicto armado!

La alianza de todas las fuerzas retardatarias de Colombia, fundamentadas en la inmutabilidad políticosocial es liderada por el troglodita César Gaviria (partido Liberal) y constituye un desafío colosal para Iván Cepeda. Lo propio puede predicarse del cavernario Germán Vargas (Cambio Radical). El “mesías” Uribe se dedica a recomponer sus estrategias políticoelectorales, mecánicas de funcionamiento, precandidaturas presidenciales, etc. Entre los politiqueros arcaicos es el único con carisma, votos, partido “unipersonal” y “prontuario delictivo”; agita ideas fascistas, promueve el paramilitarismo, ondea la bandera de la “seguridad democrática” y propone crear el “Estado de opinión”. El objetivo fundamental de esta coalición es cerrarle el paso, como sea, a quien represente los anhelos de cambio del Pueblo colombiano. Lo que realmente la une es ¡NO QUEDAR EXCLUIDA DEL EJERCICIO DEL PODER POLÍTICO! Pero… su recesión está ligada a una crisis de ilegitimidad/desconfianza. Su correlato son las fuerzas populares que pretenden reafirmarse en el poder, tienen disposición para enmendar sus yerros recientes y pueden modificar sustancialmente la institucionalidad existente y la situación de inequidad/pobreza actual. Pese al fardo de dificultades, Iván Cepeda tiene capacidades para unir las fuerzas sociales renovadoras, reanimar la fe en el bienestar colectivo, materializar los anhelos del Pueblo, instaurar la paz y canalizar nuestras potencialidades/esfuerzos hacia el progreso nacional.