“RESCATE HISTÓRICO DEL GENERAL SIMÓN BOLÍVAR”
Por: FERNANDO SANTACRUZ CAICEDO


Gracias a la perseverante actividad investigativa del catedrático Carlos Rugeles Castillo, curador de la obra del doctor ANTONIO GARCÍA NOSSA (1), algunos afortunados lectores hemos conocido el ensayo inédito titulado “RESCATE HISTÓRICO DEL GENERAL SIMÓN BOLÍVAR. Proyección Histórica”, cuya tesis central es que Las Guerras de Independencia culminaron en una Revolución Social Inconclusa, hasta nuestros días. Sirva este artículo de invitación a los editores de la espléndida Colección Posteris Lvmen de la Universidad del Cauca, edición conmemorativa de los 200 años de su establecimiento, y, sugerirles, la publicación de ciertos ensayos breves de la autoría del doctor García Nossa, hijo célebre de nuestra Alma Mater, reconocido en el ámbito internacional en su condición de Intelectual, Académico, Investigador y Político comprometido con los “pueblos débiles”.
Las notas subsiguientes sintetizan las tesis más importantes del ensayo mencionado. Nos llaman a reanudar la obra revolucionaria iniciada por Bolívar, siempre truncada por los herederos coloniales de nuestras oligarquías. Examinar la personalidad/obra del Libertador, exige analistas con sensibilidad social. Los enfoques políticos –santanderistas/bolivaristas- desfiguraron su “proyección histórica universal”, exhibiéndolo como hombre “decadente y bonapartista” o como “figura sublimada y mítica”. El error compartido consistió en juzgarlo parcialmente, NO como hombre histórico, como Unidad y Proceso, en el contexto global de las guerras de independencia y de las Repúblicas nacidas de ellas. Para Antonio García, “La vida de Bolívar fue contradictoria, llena de altibajos, de ímpetu revolucionario o engreimiento cesarista, la revolución y la contra-revolución”. Plantea que entre el revolucionario que desencadenó la avalancha insurgente del pueblo y el que pretendió restringirlo, luego de la conspiración septembrina, media una profunda zanja histórica. ¡Entre ambas posturas hallamos el sustrato humano del General Bolívar!
Según García, la historia del Libertador y de las guerras independentistas puede dividirse en: i- insurrección aristocrática (1810) –cabildos ejerciendo la soberanía popular-; ii- transformación de las guerras aristocráticas en Revolución Social; iii- fracaso de la Revolución –construcción de la República sobre los cimientos de la Colonia española-. Estrategia de Bolívar: abolir la esclavitud, obligaciones serviles, alcabalas, tributación personal, estancos, absolutismo fiscal, distribuir tierras, libertad de cultivos/comercio, a fin de convertir la Revolución Política en Revolución Social, transformando los contenidos socioideológicos de la contienda. Negar el fracaso de la República Señorial –permanencia de la estructura Colonial, economía, clases sociales, corpus jurídicopolítico/ideológico, etc.-, no desmerece la dinámica/espíritu de los combates libertarios. Para el Libertador la guerra NO se circunscribía al choque cruento, sino que era una cuestión Política, descubrir al Pueblo como realidad viva impelida por múltiples presiones. De ahí su concepto: “EL EJÉRCITO ES EL PUEBLO EN ARMAS”.
El objetivo político/militar de las guerras emancipatorias se alcanzó. Es falso que las naciones latinoamericanas disfrutaron su “independencia” desde el triunfo de los combates libertarios, puesto que la estructura colonial se conservó inamovible e incorporó/compartió el poder con latifundistas/letrados/comerciantes, marginando a mestizos/indios/negros. Malograda la Revolución Social la vida Colonial alcanzó su plenitud, pues su institucionalidad fue adoptada por la República Señorial. ¡La Revolución sucumbió con la creación de la República Aristocrática!
Conforme a Antonio García, la pervivencia de la estructura Colonial en Colombia ha sido puesta a prueba en: i- 1781, la Insurrección Comunera comienza la época de la revolución colombiana, como intento independentista/revolucionario –frenado por apagamiento (encabezada por el arzobispo Caballero y Góngora) y debelamiento militar. ii- 1810, la contienda aristocrática se convierte en Revolución Social -fuerzas reaccionarias la decapitan/defienden el sistema de privilegios, legados por la Colonia o derivados de la guerra-. iii- 1854, levantamiento de las Sociedades Democráticas -sometido por los generales del Cauca Grande: Mosquera, López y Alcántara. Deserción del Presidente Obando/intelectuales “revolucionarios”-. iv- 1862, insurrección armada de los generales Mosquera, López, Obando, sustentada en anhelos agraristas y el fracturamiento del poder económico/político de la iglesia –convertida en desamortización de bienes de manos muertas, eliminó las potencialidades de la revolución agraria-. v- 1930, el liberalismo asume el poder político –su demagogia bloquea el programa de gobierno; atonta/deserta la generación de 1924; decepciona al Pueblo y agosta el movimiento sindical-. vi-1945, la desarticulación institucional muda al Ejército en fuerza gobernante/represiva -propaganda internacional; oligarquías y jerarquía eclesiástica, impulsan dinámicas pseudorebeldes; impericia/fragilidad política del Ejército; indiferencia política del pueblo y defección del Presidente López Pumarejo-.
La contrarrevolución afianzada perennemente en alianzas defensoras de las prerrogativas se apoya, además, en deserciones del sector “revolucionario”. Sin la participación orgánica/consecuente del Pueblo, ¡la Revolución es imposible! El Pueblo NO logrará su organización consciente, mientras la Revolución Social NO cancele el sistema clasista/partidista existente. Desde 1781 hasta hoy, la contrarrevolución se inspira en la Colonia y desanda brutalmente el trecho recorrido por la Revolución. Los sectores “dirigentes” ni las clases “bajas” están formadas para la vida republicana. Ambos se han degradado por acción de los partidos feudales/pasionales y por aniquilamiento emocional, factores esenciales para comprender la “crisis colombiana”. La Justicia Social jamás se impuso por “convencimiento sino por vencimiento”, antigua enseñanza de la filosofía revolucionaria. A mayor consciencia social, menos represalias y uso más racional de la violencia; nunca se pueden medir, anticipadamente, los excesos de una revolución: la demolición del viejo orden es rauda; ¡erigir un orden nuevo es lento!
Acusar al Libertador de “abuso de poder” en beneficio personal, ¡es absurdo! Se comprende que, culminadas victoriosamente las contiendas libertarias, el gobierno fuera compelido a instaurar la dictadura. El respeto a la “majestad de la ley”, proclamado por Santander, servía para defender los privilegios transmitidos por la Colonia a la República, la admisión del “justo título”. ¡La república reclamaba la dictadura para demoler el anciano régimen e imponer uno nuevo! Rehacer la economía/sociedad/cultura; transformar un país aislado/localista en una nación, NO podía realizarse por la vía oficial del “respeto a derechos adquiridos”, pues equivalía a ¡perpetuar la Colonia en la estructura de la República! El error de Bolívar estribó en enfilar la dictadura contra las fuerzas revolucionarias que él desató. Tal equivocación le valió su muerte política. Razón tuvo José Martí, Apóstol de la Revolución cubana, cuando expresó: “Lo que él no hizo, aún está por hacer”.
(1) Antonio García Nossa, prescinde de presentaciones. Vio la luz y expiró en Bogotá (1912-1982). Se recibió como Doctor en Derecho y Ciencias Políticas en la Universidad del Cauca. Fue el máximo pensador/político marxista de los siglos XX-XXI. Su vastísima obra abarca temas económicos, filosóficos, políticos, sociológicos, antropológicos, históricos, literarios, culturales, etc. Fue Profesor - “la actividad más importante y trascendental de mi vida”- de reputadas universidades iberoamericanas -Nacional de Colombia, Nacional Autónoma de México, Central de Chile, Nacional de La Plata, Instituto de Sociología y Desarrollo del Área Ibérica (Madrid); Vicerrector Académico de la UN de Colombia, Profesor Emérito de esa Alma Mater, fundador del Instituto de Ciencias Económicas -hoy Facultad de Ciencias Económicas- y del Instituto Indigenista Interamericano. Fundador de la Facultad de Economía de la Universidad Jorge Tadeo Lozano. Asesoró en asuntos agrarios/indígenas los gobiernos progresistas de México, República Dominicana, Venezuela, Ecuador, Bolivia y Chile, en su condición de consultor de CEPAL, FAO, IICA y OIT. ¡Desde México hasta Argentina, su luz refulge para el mundo! Entre sus libros más destacados, citamos: “La estructura del atraso en América Latina: hacia una teoría latinoamericana del desarrollo”; “Dinámica de las reformas agrarias en América Latina”; “Reforma, contrarreforma y revolución agraria”; “De la rebelión a la organización de los pueblos débiles”; “Los comuneros 1781- 1981”; “Gaitán y el problema de la revolución colombiana”; “La crisis de la universidad”; “Dialéctica de la democracia”; “El realismo dialéctico en la historia”.
NOTA
UBICACIÓN
Popayán, Cauca, Colombia